Fidel es un país

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____________Juan Gelman

viernes, 12 de septiembre de 2014

Las manos de Jara, por los 5, por la paz

Monumento a Víctor Jara - USACH - Fotografía de
 Natur Moreira
 - httpwww.flickr.comphotossimbiosiando
Ayer, 11 de septiembre, escribí sobre Víctor Jara y su último poema y una amiga me envió un testimonio en el que se cuenta cómo escribió el trovador aquellos amargos versos y cómo lograron sacarlo de aquel Estadio Nacional de Chile, convertido por aquellos días en un campo de muerte. 
Hoy me he despertado con noticias como que el presidente de los Estados Unidos ha pedido a su Congreso autorización para bombardear Siria; otra guerra más que emprende el Premio Nobel de la Paz -creo que ha roto el record USA de guerrerista (lo cual, viniendo del Imperio Yanqui, cobra categoría de proeza). Los señores del Comité Noruego podrían abrir la categoría posmorten y nominar a Augusto Pinochet y Adolfo Hitler en honor a este disparate; o, en su defecto, tener el valor y la honestidad de retirárselo a Barak Obama, que ha resultado uno de los más grandes genocidas de la historia; habla de bombas como si de caramelos se tratara, y desparrama armamento, ejércitos, odio, por todos los confines de la tierra.
Otra noticia del amanecer, cambiando hacia la esperanza, es la Conferencia de Prensa de la OMS en Ginebra. Al parecer varios países se pondrán de acuerdo (al fin) para evitar la muerte, mientras por allá mismo, la Comunidad Europea se pone de acuerdo con Estados Unidos para lo contrario, para echar leña al fuego contra Rusia que es como tentar a la muerte. 
Cuba, un país que durante décadas ha expandido la salud y la educación por el mundo (hace rato merece un auténtico Premio Nobel de la Paz) anunció en Ginebra que enviará 165 profesionales médicos hacia África a combatir la gran epidemia del ébola.
La otra noticia va del odio a la esperanza, desde las 10 de la mañana los amantes de la vida confluimos en Internet con un twitazo por la libertad de los 5: Gerardo Hernández Nordelo, Ramón Labañino Salazar, Antonio Guerrero Rodríguez, Fernando González Llort, y René González Sehwerert; siguen siendo 5 pues si bien tenemos dos que ya cumplieron sus condenas, serán los 5 hasta tanto no estén todos junto a su pueblo. 
Un día como hoy, 12 de septiembre de 1998, fueron detenidos en un operativo del FBI y acusados de espías, estos hombres que han dedicado sus vidas y las de sus seres queridos, a la lucha contra el terrorismo en la ciudad de Miami, centro principal de las agresiones contra Cuba. Su valiosa información evitó muchas muertes, incluso de ciudadanos norteamericanos; el gobierno de Bill Clipton fue informado, por el nuestro, gracias a esas informaciones que aportaron ellos, de planes que elaboraba la mafia cubanoamericana de colocar bombas en aviones civiles en diversos aeropuertos, incluyendo en el propio territorio norteamericano. En lugar de apresar a los terroristas, condenaron a nuestros cinco hermanos, en uno de los más escandalosos fraudes de la justicia estadounidense.       
Septiembre se arremolina en este instante, con el día 11 de 1973 en Chile y la muerte del presidente Salvador Allende en La Moneda;  el 12 de  septiembre de 1998, en que detuvieron a nuestros hermanos en los Estados Unidos, el 11 de septiembre de 2001 en que cayeron las torres gemelas en Nueva York por un atentado terrorista (del que sigue creciendo la bruma en torno a sus gestores y motivaciones) y este 12 de septiembre de 2014 en que Obama emprende nuevas guerras en el medio oriente, incluso arrastrando a Europa en otra aventura contra Rusia. Detrás de todos estos hechos está el armamentismo imperial, carrera desenfrenada, irracional, sin una partícula de ética, que está lanzando a la humanidad (o lo que queda de ella) en avalancha incontrolable hacia su destrucción. 
Y ya que el mundo interacciona con sus noticias y las remuele en este texto, reboto el artículo sobre Víctor Jara y sus últimos minutos. Lo publico con la foto de un monumento en su memoria que toma como motivo esas manos que mutilaron los verdugos de Pinochet creyendo que con ello mataban el canto. Hoy se alza la mano de Víctor Jara como por azares concurrentes del amor, pues viajando en el tiempo, esa mano se ha convertido en símbolo de otra lucha contra el terrorismo, la de lograr la liberación de nuestros 5 héroes prisioneros del imperio. 

SUGERENCIA: A los miembros del Comité Noruego del Nobel, deberían luchar realmente por la Paz retirándole el premio a Barak Obama; y si le echan un vistazo a la verdad podrían tener mejores ideas como darle a Cuba esa distinción y pedir que la reciban en su nombre, y en su tierra, nuestros cinco luchadores por la humanidad: Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Fernando González, Gerardo Hernández y René González  

El último poema de Víctor Jara

Por Equipo Revista Terminal • septiembre 15, 2013 

El día 15 de septiembre de 1973, detenido y golpeado en el Estadio Chile, Víctor Jara escribió en dos hojas sueltas su último poema. Es un legado que sobrevivió a la tragedia, la mirada sensible del cantor ante el espanto. Sus ideas y su canto valiente siguen presentes, siempre será canción nueva.  

Este poema, denominado “Somos cinco mil” o bien “Estadio Chile”, o también “Canto que mal me sales”, fue escrito por el cantor estando detenido en el Estadio Chile, el 15 de septiembre de 1973, pocas horas antes de ser asesinado.
Boris Navia, abogado y militante comunista, fue quien compartió con Víctor Jara las hojas en las que escribió su último poema. El cantor anotó cuánto brotó de su mente ese momento, hasta que se vio obligado a entregar, apurado y en secreto, los papeles de vuelta a Boris, quién los escondió en su libreta. Dos soldados se llevaron a Víctor a la fuerza.
Boris no abrió su libreta hasta llegar al Estadio Nacional, donde lo trasladaron esa noche junto a otros detenidos. Allí entendió la relevancia del escrito y compartió con otros el texto, que fue copiado en dos cajetillas de cigarro, entregadas a compañeros que pronto saldrían en libertad. Había que rescatar el legado de Víctor. Boris, por su parte, guardó las hojas de papel en la suela derecha de sus zapatos.
Lamentablemente, el plan de Boris fue descubierto, al encontrar los militares una de las cajetillas de cigarrillos con el poema escrito en manos de un detenido. Entonces, como el mismo Boris relatara al periodista español Mario Amorós para “La Clave”, “me condujeron al velódromo, donde dos oficiales de la Fuerza Aérea abrieron mi zapato derecho y descubrieron las hojas. Me interrogaron y me torturaron y pensé que mientras más soportara la tortura, más posibilidades habría de que la segunda copia saliera del Estadio. No lograron arrancarme ninguna palabra sobre ella y así el poema de Víctor salió libre del Estadio Nacional, venció al fascismo y ganó la libertad. El militar que le asesinó creyó que mataría su voz, pero Víctor no murió, murió para vivir, vivirá para siempre en el corazón de los pueblos“[1]
El último poema de Víctor Jara:

Somos cinco mil


Somos cinco mil 
en esta pequeña parte de la ciudad. 
Somos cinco mil 
¿Cuántos seremos en total 
en las ciudades y en todo el país? 
Solo aquí
diez mil manos siembran 
y hacen andar las fábricas. 

¡Cuánta humanidad 
con hambre, frio, pánico, dolor, 
presión moral, terror y locura! 

Seis de los nuestros se perdieron 
en el espacio de las estrellas. 

Un muerto, un golpeado como jamás creí 
se podría golpear a un ser humano. 
Los otros cuatro quisieron quitarse todos los temores 
uno saltó al vacío, 
otro golpeándose la cabeza contra el muro, 
pero todos con la mirada fija de la muerte. 

Qué espanto causa el rostro del fascismo! 
Llevan a cabo sus planes con precisión artera 
Sin importarles nada. 
La sangre para ellos son medallas. 
La matanza es acto de heroísmo 
¿Es este el mundo que creaste, dios mío? 
¿Para esto tus siete días de asombro y trabajo? 

En estas cuatro murallas solo existe un número 
que no progresa, 
que lentamente querrá más muerte. 
Pero de pronto me golpea la conciencia 
y veo esta marea sin latido, 
pero con el pulso de las máquinas 
y los militares mostrando su rostro de matrona 
llena de dulzura. 

¿Y México, Cuba y el mundo? 
¡Que griten esta ignominia! 
Somos diez mil manos menos 
que no producen. 
¿Cuántos somos en toda la Patria? 

La sangre del compañero Presidente 
golpea más fuerte que bombas y metrallas 
Así golpeará nuestro puño nuevamente 
¡Canto que mal me sales 

Cuando tengo que cantar espanto! 
Espanto como el que vivo 
como el que muero, espanto. 
De verme entre tanto y tantos 
momentos del infinito 
en que el silencio y el grito 
son las metas de este canto. 

Lo que veo nunca vi, 
lo que he sentido y que siento 
hará brotar el momento…

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