Fidel es un país

Fidel es un país
____________Juan Gelman

jueves, 5 de junio de 2014

Gabino Palomares: La maldición de Malinche

Tú tienes la culpa tú, tú eres culpable,
ya me cansaste,
te metiste a redentor, tú te marcaste,
voy a acabarte.
Quieres todo para todos
y has olvidado mis intereses,
y al defender a estos pobres
no te has fijado cuanto me ofendes.

Es la letanía de los poderosos, los que por siglos, de maneras diversas, dominan a las multitudes, a los pobres de la tierra; cada día son más los que obedecen, cada día son menos y exclusivos los que mandan, los que acumulan las riquezas de la tierra, son menos pero con mayor poder para ejercer el dominio.
Los soldados me defienden
porque su sueldo lo pago yo,
la paz debe conservarse
seguiré siendo lo que ahora soy.


Los versos están tejidos desde la piel del amo, para mostrarnos, en crudo, la visión que tienen del mundo los que se sienten sus dueños; nos desprecian, nos anulan, nos miran como a bichitos domesticados que debemos dar gracias por sus limosnas.
Qué harán los pobres obreros sin el trabajo que yo les doy,
váyanse a mover la fábrica y no protesten por lo que soy,
y aunque es cierto que me quedo con buena parte de tu trabajo

tú has de quedarte callado porque yo mando, yo soy el amo
Es la voz, irónica, de  un cantor de pueblo, canción para abrirnos los ojos, “La letanía de los poderosos”. Se trata de una de las piezas que resaltan en la obra de Gabino Palomares. 
Tienes un pueblo tranquilo
de qué te quejas, obrero pobre;
si el salario no te alcanza
todo es muy fácil: trabaja doble.
La policía está en mis manos, si alguien me cansa puedo golpearlo,
hasta inventando motivos haciendo cargos encarcelarlo.
Estudiante a tus estudios que los rectores caros me salen,
les pago para que aplasten todos sus gritos de libertades.
Gabino Palomares nació el 26 de mayo de 1950 en Guanajuato, México. A los tres meses de edad sus padres lo llevaron a vivir a San Luis Potosí. En una entrevista Gabino expresó: "Mi padre era ferrocarrilero y por supuesto que participó en la huelga de 1959; mis primeros contactos con las cuestiones políticas fueron a partir de ese momento, con mi papá". El contacto con la miseria del altiplano potosino en su juventud le dio el tema de la canción “Mi desierto”, que marcó la línea ética de su carrera. Luego vendrían otras como “Hace como un año” y “A la Patria”,  verdaderos cantos de rebeldía.
Voy a hablarte querido compañero
de la patria que ha de forjarse abajo
con los que hacen andar las herramientas
y no tienen más riqueza que sus manos.
No te puedo querer como te hicieron
quiero verte salir con tus consignas
las que nacen del alma de tu gente
no con las que te dan a que consumas.
Gabino Palomares forma parte del llamado movimiento de la Nueva Canción Latinoamericana, que guiados por luces como las del argentino Atahualpa Yupanqui y la chilena Violeta Parra, dan un vuelco en los años 60 al panorama de la canción. En casi todo el mundo, y en especial en América los cantores se suman a la convulsión social que traen las guerrillas de liberación, los movimientos de protesta estudiantiles, las huelgas obreras, a esos pueblos que, con influencias como la Revolución Cubana despiertan y empiezan a sacudirse la injustica capitalista y la injerencia imperial norteamericana. 
No te puedo mirar siempre engañado
eligiendo a los que impusieron ellos
mientras calman sus ansias de grandeza
tú te elijes los yugos a tu cuello.
No te puedo querer siempre callado
quiero oírte maldecir y blasfemando
acabar con la paz que te inventaron
para infundirte miedo al cambio.
Gabino Palomares comienza a ser una de las voces de más resonancia, junto a Amparo Ochoa su canto se vuelve expresión de la resistencia del pueblo mexicano. Sobre aquellos tiempos Gabino recuerda: "El movimiento del 68 influyó a muchos. En 1975 cobró auge la nueva canción por la migración latinoamericana a México. Fueron tiempos del gorilato, así que había muchas historias que contar. Otro elemento importante fue que un grupo numeroso de conjuntos y solistas comenzó a apoyar al Partido Socialista, lo que marcó el inicio en México del canto nuevo, el cual estuvo marcado por una línea de protesta, postura eficiente para dar a conocer la situación del país".
Que la rabia torne lucha, hermano
defendiendo lo que hicieron tus manos.
Nada valen los ricos sin tus horas
que comparten a los buitres del estado.
Responderemos ante la mentira
y la rabia convertida en estrategia
el dolor en maniobra organizada
y esta lucha de abajo hecha conciencia.
Desde inicios de los años 70 sus textos critican, con mirada aguda,  fenómenos como el  consumismo, la injerencia extranjera, la falta de compromiso del gobierno con el pueblo y el permanente sacrificio de la clase trabajadora. Entre las canciones de más resonancia de Gabino Palomares se encuentran como ya he apuntado: “Historia cotidiana”, “La letanía de los poderosos”, “A la patria” y “Hace como un año”.
Hace muchas camas que te necesito
y mucho el aroma que no se extinguió
hace mucho tacto que no me resigno
a sentir la noche la imaginación
Hace como este hombre que te lleva dentro
que sobre tu muerte levanta el amor
hace como un año y hace tanto tiempo
como una esperanza que nunca estalló
que nunca estalló.
Hombre enamorado que no puede apartarse de su pueblo, que se siente voz crítica, parte de la gente, de sus luchas. Gabino recuerda: "Desde ese mayo de 1972 ya no me pude despegar de este tipo de canciones. Después, en la ciudad de México, con una relación muy estrecha con organizaciones sociales y políticas de izquierda, encontré la tónica de mi trabajo".
Su mirada aguda, acude muchas veces al fino humor para desentrañar los conflictos sociales, los prejuicios, los esquemas impuestos por el consumismo, las falsas ilusiones:
Y se casaron y fueron muy felices…
Así terminan los cuentos que aprendieron
pero el final de esta historia es el principio
de las cadenas que a la ilusión pusieron,
de las cadenas que a la ilusión pusieron.
Ella pensaba que un papel lo cambiaría,
que la ilusión del hogar hace milagros,
pero él sabe vivir cual lo educaron
y espera de una madre los cuidados,
y espera de una madre los cuidados.
“Historia cotidiana” es una disección de una pareja desde que dos seres se enamoran hasta que todo el andamiaje de la boda se consuma y se enloda la relación con el transcurso de los días. Llega el abuso, la violencia contra la mujer... el tiempo empeora la relación y ella resiste...
Al mismo tiempo es una deliciosa canción donde satiriza la relación de pareja, el machismo heredado y empotrado en las conciencias mediante los medios masivos, que en la música, los video clips, en el ambiente mediático, colocan la figura femenina como objeto de deseo, sin voz ni voto, un ser de tercera categoría, creado para complacer al hombre.
Nos es Gabino un creador de decenas de discos, su obra no es extensa, pero sí muy intensa con canciones cardinales por la agudeza poética con que se adentra en problemáticas de primer orden para una vida justa y equitativa.
Él prometió que el alcohol no era invitado,
que el primer golpe fue solo un exabrupto,
ella perdona, tal como la enseñaron,
y a los engaños siguieron los insultos,
y a los engaños siguieron los insultos.
Breves exilios a casa de los padres,
ojos morados y el alma destrozada,
días de angustia por no saber qué pasa
largas ausencias y noches solitarias,
largas ausencias y noches solitarias.
En una entrevista, refiriéndose a las penas e injusticias que denuncia en su obra, tanto las políticas como las sociales y humanas, Gabino Palomares expresó: "A mí me gustaría que mis canciones pasaran de moda; es lo que más deseo, porque entonces querría decir que la problemática de la que yo hablo ha sido resuelta... pero son vigentes. Los problemas sociales y políticos de los que yo hablo no han sido superados. La vigencia ocurre muy a mi pesar y quisiera hacer canciones de otros problemas".
Se declaran la guerra y arremeten
con la indefensa inocencia de los niños
pero el infierno que se volvió este cuento
mañana se repite con sus hijos,
mañana se repite con sus hijos.
Pero el infierno que se volvió este cuento
mañana se repite con sus hijos.
Se llenarán las calles con sus hijos…
Gabino Palomares se inserta entre las grandes voces de la canción poética; ha compartido escenarios durante 40 años en muchos países y con otros cantautores como Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Pablo Milanés, Mercedes Sosa, Oscar Chávez, Eugenia León, Luís Eduardo Aute y Tania Libertad, por mencionar algunos.
La cantora Amparo Ochoa fue sin dudas la gran voz que hizo populares varias de las canciones de Gabino, convirtiéndolas en páginas antológicas de la cultura latinoamericana. Especialmente, “La maldición de Malinche” figura entre los clásicos de la canción latinoamericana.
Del mar los vieron llegar
mis hermanos emplumados,
eran los hombres barbados
de la profecía esperada.
Sobre esta emblemática canción de 1972  Gabino Palomares ha expresado: “Se ha convertido en un icono en América Latina; ha dejado de ser mía y ahora es de la gente. Yo creo que mis canciones son espejos, en el sentido de que las personas se pueden ver como son, con todas sus virtudes y todas sus miserias. Es un espejo de una realidad que no es la que nos pintan en la televisión.”
Esta narración cantada dibuja los días iniciales de la conquista española y cómo los aztecas reciben a las tropas de Hernán Cortés pensando que se trataba del regreso del dios Quetzacoalt (Serpiente emplumada) según las predicciones de sus antepasados. Acuña, como gran maldición, el plegarse sumisamente a los conquistadores. Maldición que lleva el nombre de Malinche, la india amante de Cortés, quien le sirvió de intérprete a los españoles, y los puso al tanto de los diversos elementos de la cultura y costumbres de su pueblo. Claro que la historia de cambiar nuestro oro por espejitos, tiene su parábola en el presente. Los conquistadores contemporáneos, con sus lentejuelas y su american way of live  gravitan como nueva maldición en nuestros pueblos. 

La maldición de Malinche  

Autor: Gabino Palomares

con Amparo Ochoa

Del mar los vieron llegar
mis hermanos emplumados,
eran los hombres barbados
de la profecía esperada.

Se oyó la voz del monarca
de que el Dios había llegado
y les abrimos la puerta
por temor a lo ignorado.

Iban montados en bestias
como demonios del mal,
iban con fuego en las manos
y cubiertos de metal.

Sólo el valor de unos cuantos
les opuso resistencia
y al mirar correr la sangre
se llenaron de vergüenza.

Porque los dioses ni comen,
ni gozan con lo robado,
y cuando nos dimos cuenta
ya todo estaba acabado.

Y en ese error entregamos
la grandeza del pasado,
y en ese error nos quedamos
trescientos años de esclavos.


Se nos quedó el maleficio
de brindar al extranjero
nuestra fe, nuestra cultura,
nuestro pan, nuestro dinero.


Y hoy les seguimos cambiando
oro por cuentas de vidrio
y damos nuestra riqueza
por sus espejos con brillo.


Hoy en pleno siglo XX
nos siguen llegando rubios
y les abrimos la casa
y los llamamos amigos.


Pero si llega cansado
un indio de andar la sierra,
lo humillamos y lo vemos
como extraño por su tierra.


Tú, hipócrita que te muestras
humilde ante el extranjero,
pero te vuelves soberbio
con tus hermanos del pueblo.


Oh, maldición de Malinche,
enfermedad del presente
¿Cuándo dejarás mi tierra
cuando harás libre a mi gente?



*Escrito para la sección “Cantores” del sitio web La Jiribilla

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